¿ Os habéis preguntado alguna vez el efecto de una sonrisa? Te ilumina la cara, los ojos cobran vida y hablan por ti, comunicas sin articular y se establece una corriente afectuosa entre el que la da y el que la recibe.
Algo tan fácil y a la vez tan complicado en este mundo de prisas, rivalidades, problemas...nos falta tiempo nos convertimos en seres grises que caminamos sin levantar la vista del suelo. Cada vez somos más individuales.
Una vez en Sevilla íbamos mi familia y yo en el autobús municipal, estaba casi lleno, pero ¿ Sabéis que? Todo el autobús permanecía en silencio: unos jugaban con el móvil, otros escuchaban música , algunos leían o miraban por la ventana , tan solo algún pasajero saludaba al acceder al autobús.
Cuando nos hacemos adultos es una de las cosas que perdemos con más rapidez.
Mira la cara de un niño y verás que la sonrisa está siempre dibujada en su rostro, cuando hacen algo bueno y esperan la recompensa o cuando esperan la reprimenda saben que una sonrisa puede mitigar la fuerza de un castigo.
Uno de los momentos que más me gusta de la mañana es cuando ya en el cole me acerco a la fila donde se encuentran mis alumnos. Con sus caras aún dormidas buscan mi presencia , y cuando nuestras miradas se encuentran la sonrisa les ilumina la cara.
¡ Aprendamos de estos locos bajitos que nos rodean! y...
¡SONRÍAN POR FAVOR!
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